¿Suerte o destino? ¡Venga ya, qué manera de romantizar un juego que, al final, es puro cálculo y nervios de acero! Me hierve la sangre cuando leo estas cosas, como si el videopóker fuera una especie de poema cósmico. No, señores, aquí no hay susurros del universo ni manos guiadas por el destino...