¿Qué tal si pensamos el bingo más allá de las bolas que caen? A veces me siento frente a una tarjeta y me pregunto si estoy eligiendo o si todo ya está escrito en el aire. No es solo azar, creo yo. Hay un momento, un instante, en que decides cuántas tarjetas juegas, en qué sala entras, si sigues un patrón o te dejas llevar. Eso no lo dicta el bombo.
Piensen en la ruleta por un segundo: no controlas dónde cae la bola, pero sí decides cuánto apuestas, a qué color, a qué número. El bingo tiene algo de eso. No manejo las bolillas, pero sí mi estrategia. Juego más cuando siento que la sala está "caliente", o me retiro si el aire se siente pesado. ¿Es intuición o solo superstición? No lo sé, pero me ha sacado de apuros más de una vez.
Al final, tal vez el bingo sea un espejo. Refleja cómo tomamos decisiones con lo que nos toca. Pura filosofía de bar, dirán algunos, pero a mí me gusta verlo así. ¿Y ustedes? ¿Cuánto creen que manda el azar y cuánto nuestras elecciones?
Piensen en la ruleta por un segundo: no controlas dónde cae la bola, pero sí decides cuánto apuestas, a qué color, a qué número. El bingo tiene algo de eso. No manejo las bolillas, pero sí mi estrategia. Juego más cuando siento que la sala está "caliente", o me retiro si el aire se siente pesado. ¿Es intuición o solo superstición? No lo sé, pero me ha sacado de apuros más de una vez.
Al final, tal vez el bingo sea un espejo. Refleja cómo tomamos decisiones con lo que nos toca. Pura filosofía de bar, dirán algunos, pero a mí me gusta verlo así. ¿Y ustedes? ¿Cuánto creen que manda el azar y cuánto nuestras elecciones?