Hola a todos, qué curioso leer esto justo ahora. La verdad, coincido en parte con lo que dices, compañero. Es cierto que la ruleta, como las apuestas deportivas, tiene ese aire de imprevisibilidad que nos hace dudar de cualquier estrategia. Pero, mira, yo soy de los que no se rinden tan fácil y hace tiempo que vengo probando el sistema D’Alembert en la ruleta. No digo que sea la solución definitiva ni que vaya a hacerte millonario, pero tiene su lógica y me ha dado momentos interesantes.
Para los que no lo conocen, el D’Alembert es sencillo: subes tu apuesta una unidad después de perder y la bajas una unidad después de ganar. La idea es que, con paciencia, puedes ir equilibrando las rachas malas y las buenas. Lo he estado aplicando en sesiones largas, anotando cada resultado, y aunque no siempre salgo en positivo, sí noto que las pérdidas no se me van tanto de las manos como cuando jugaba sin ningún método. Por ejemplo, el otro día empecé con 10 euros en una mesa de ruleta online, subiendo y bajando según el sistema, y tras unas dos horas terminé con 8 euros. No es una victoria épica, pero tampoco me fui con los bolsillos vacíos.
Claro, la banca siempre tiene su ventaja, eso no lo discuto. El azar es el rey y no hay forma de tumbarlo del trono. Pero, no sé, a mí me gusta pensar que con el D’Alembert al menos le pongo un poco de orden al caos. No lo uso para hacerme ilusiones de ganancia segura, como bien dices, sino para estirar la diversión y no sentir que el dinero se me escurre como agua entre los dedos. Al final, jugar es eso: un rato de emoción, no un plan de retiro.
Dicho esto, también he intentado llevar esta idea a las quinielas deportivas, pero ahí la cosa se complica. Los partidos no son como la ruleta, hay demasiados factores que no controlas: lesiones, arbitrajes raros, días malos de un equipo. En la ruleta al menos tienes probabilidades más claras, aunque igual te traicionen. ¿Alguno ha probado algo parecido? Me gustaría saber si alguien más le saca partido a este sistema o si de plano estoy perdiendo el tiempo. Total, como dices, suerte es lo que hace falta, aunque nunca esté garantizada.