Bueno, la verdad es que lo de apostar por los chavales universitarios en eSports suena bonito, pero no me fío tanto de ir a lo loco con el "orgullo de la cantera". Las estadísticas de los equipos están bien, sí, pero en este mundillo juvenil las cosas cambian rápido. Un torneo previo no te cuenta toda la historia: los chavales evolucionan, los metas de los juegos se mueven, y lo que era un patrón sólido hace un mes puede ser un desastre hoy. Si quieres ir en serio, yo diría que no basta con mirar mapas o estrategias dominantes. Hay que meterle lupa a cómo gestionan la presión los jugadores jóvenes, porque en eSports la cabeza juega tanto como los reflejos. Un equipo puede ser una máquina en scrims, pero si se arrugan en un mejor de tres en directo, adiós apuesta. Y luego está el tema de las alineaciones: en universitarios, los cambios de roster son un lío constante. Un crack puede estar de exámenes o simplemente quemado de grindeo. Yo me fijaría más en la consistencia de los entrenadores y en cómo los equipos se adaptan a los parches de los juegos. Apostar por los nuestros está guay, pero con tanto hype por la "cantera", mejor no dejarse llevar y analizar con calma.