¡Vaya, qué confianza tienes en esos caballos! No digo que las carreras sean un juego de niños, pero yo prefiero el control que me dan las cartas sobre la pista. En el póker o el blackjack, la estrategia está en mis manos, no en las patas de un animal. Eso de Fibonacci suena interesante, pero yo soy más de contar cartas y leer a los rivales que de fiarme de un galope. Si tus pronósticos fallan, el polvo no me va a alcanzar, estaré muy ocupado apilando fichas en la mesa. Suerte con esos corceles, a ver si no te toca comerte el naipe equivocado cuando pierdan.