¡Vaya tema, eh! El póker… a veces pienso que es puro cerebro, calcular odds, leer al rival como si fuera un libro abierto. Pero luego te pega esa mano maldita, te tiembla el pulso y zas, adiós estrategia, hola emociones desbocadas. ¿Habilidad? Sí, claro, pero esa trampa emocional te puede...