¡Vaya, amigo, has convertido los dados en una partida de ajedrez con el destino! La Martingala tiene ese rollo de "te la juego a todo o nada" que engancha, y con los dados pega duro, como bien dices: sin rodeos, sin cuentos, solo tú y la tirada. Me mola cómo lo planteas, ese subidón de recuperar...