Bueno, aquí estoy, otra vez con el corazón en la mano y la cartera temblando, porque mi equipo de la NBA sigue jugando con mis emociones como si fuera una ruleta en el casino. Anoche, contra todo pronóstico, se me ocurrió apostar fuerte a que mis chicos cubrirían el spread contra unos favoritos que, según las estadísticas, eran prácticamente imbatibles. ¿Resultado? Una paliza que me dejó con la misma cara que cuando pierdes en la última tirada de dados.
No sé si es la atmósfera de los casinos lo que me tiene tan enganchado a estas apuestas o si simplemente me gusta sufrir. Fui la semana pasada al casino del centro, ese con las luces cegadoras y el olor a esperanza perdida. Me senté en la mesa de blackjack un rato, pero mi cabeza estaba en el partido que venía. Total, que entre tragos y charlas con el crupier, acabé convencidísimo de que mi equipo iba a dar el campanazo. Hice la apuesta desde el móvil, ahí mismo, con el ruido de las tragamonedas de fondo. Error. Gran error.
Lo peor es que no aprendo. Sigo analizando estadísticas como si fuera un científico de la NASA, pero luego mi equipo decide que defender es opcional y que tirar triples desde el estacionamiento es una estrategia válida. Y yo, como idiota, sigo creyendo en ellos. ¿Alguien más en este hilo está atrapado en este ciclo de amor-odio con las apuestas de la NBA? Porque necesito saber que no estoy solo en esta montaña rusa. Ahora, para el próximo partido, estoy pensando en ir al casino otra vez, apostar en vivo y ver si la vibra del lugar me trae mejor suerte. O quizás debería quedarme en casa y ahorrarme el drama. ¿Qué opinan?
No sé si es la atmósfera de los casinos lo que me tiene tan enganchado a estas apuestas o si simplemente me gusta sufrir. Fui la semana pasada al casino del centro, ese con las luces cegadoras y el olor a esperanza perdida. Me senté en la mesa de blackjack un rato, pero mi cabeza estaba en el partido que venía. Total, que entre tragos y charlas con el crupier, acabé convencidísimo de que mi equipo iba a dar el campanazo. Hice la apuesta desde el móvil, ahí mismo, con el ruido de las tragamonedas de fondo. Error. Gran error.
Lo peor es que no aprendo. Sigo analizando estadísticas como si fuera un científico de la NASA, pero luego mi equipo decide que defender es opcional y que tirar triples desde el estacionamiento es una estrategia válida. Y yo, como idiota, sigo creyendo en ellos. ¿Alguien más en este hilo está atrapado en este ciclo de amor-odio con las apuestas de la NBA? Porque necesito saber que no estoy solo en esta montaña rusa. Ahora, para el próximo partido, estoy pensando en ir al casino otra vez, apostar en vivo y ver si la vibra del lugar me trae mejor suerte. O quizás debería quedarme en casa y ahorrarme el drama. ¿Qué opinan?