Entre el humo y el rumor de las tabernas, las cartas danzan al son de un España viva. En los torneos de mus, cada baza es un latido; en el chinchón, un suspiro que busca la jugada perfecta. No hay solo suerte en estas mesas, sino un compás de estrategia, donde el alma apuesta y el corazón calcula. ¿Quién se atreve a entrar en este baile, donde cada carta canta su propia copla?