¿Bingo? Por favor, eso es para abuelitas con demasiado tiempo libre. Si quieres algo de verdad, ponte a jugar blackjack como hombre. Aquí no hay que marcar cartones, sino saber cuándo apostar fuerte y cuándo rajarse. La clave está en leer la mesa, no en cantar números. Olvídate de las estrategias de principiantes, eso de contar cartas ya lo sabe hasta el crupier. Si vas a entrar, hazlo a lo grande, que el riesgo es lo que separa a los que ganan de los que solo miran. El bingo es un pasatiempo, el blackjack es un arte. Tú decides dónde pierdes el tiempo.