¡Oye, compadres! Si están persiguiendo esos jackpots gordos, no basta con cruzar los dedos. Mi truco: aparta siempre un porcentaje de cada ganancia, no lo reinviertas todo como loco. Usa la cabeza, divide tu banca en partes y apuesta solo lo que puedas perder sin lloriquear. Así, cuando pegues el golpe, no te quedarás con las manos vacías por apostar como desesperado. ¡A cazar, pero con seso!