Ey, ¿qué tal si apostamos al hockey sin que nos deje el bolsillo en hielo? Si estás soñando con levantar la copa desde el sofá, aquí va un truco de los míos: no te lances a lo loco como si fueras un novato en patines. Fija un límite de pasta antes de empezar, algo que no duela si se derrite. Divide tus apuestas como si cortaras el puck en trocitos, y no te fíes de esas corazonadas de última hora que parecen gol seguro pero terminan en el banquillo. Juega con cabeza fría, que aquí no hay prórroga para recuperar lo perdido. ¿Alguien más tiene su fórmula para no patinar en rojo?