¡Venga, novatos, que aquí parece que todos sois Messi con las apuestas!
Vamos a bajar al césped de la realidad: si crees que tu "intuición" para el fútbol te va a llenar los bolsillos, vas listo. El tema no es acertar el próximo gol de Bellingham, sino jugar con cabeza. Yo, que llevo un rato en esto, os digo: las apuestas divididas son el truco que os falta. 
Mira, en vez de jugártelo todo al Real Madrid porque "es el Madrid, hombre", reparte tus fichas. Por ejemplo, en un partido gordo como el Clásico, no metas todo a que gana el Barça o a que habrá más de 2.5 goles. Divide: una parte al empate (que siempre jode pero pasa), otra a un hándicap asiático (por si la cosa se tuerce), y un cachito a algo loco como que marcan los dos en el primer tiempo. ¿Por qué? Porque el fútbol es un circo y cualquier payaso puede meter un gol de rebote.
La semana pasada, en la Champions, hice esto con el Bayern-Arsenal. Puse 50% a que no había más de 3 goles (partidazo cerrado, típico), 30% a que el Bayern sacaba córners como loco, y un 20% a que Saka la liaba con un penalti. ¿Resultado? Dos de tres, y saqué pasta mientras otros lloraban por su "infalible" apuesta al 2-1.
No es magia, es matemáticas con un toque de mala leche. Repartir no te hace rico de la noche a la mañana, pero te mantiene en el juego más que esos que van de cracks y acaban pidiendo prestado para la quiniela. Así que menos postureo y más repartir, que el fútbol no es un casino donde te sale el rojo porque "lo sientes".
¡A darle caña, pero con seso!


Mira, en vez de jugártelo todo al Real Madrid porque "es el Madrid, hombre", reparte tus fichas. Por ejemplo, en un partido gordo como el Clásico, no metas todo a que gana el Barça o a que habrá más de 2.5 goles. Divide: una parte al empate (que siempre jode pero pasa), otra a un hándicap asiático (por si la cosa se tuerce), y un cachito a algo loco como que marcan los dos en el primer tiempo. ¿Por qué? Porque el fútbol es un circo y cualquier payaso puede meter un gol de rebote.

La semana pasada, en la Champions, hice esto con el Bayern-Arsenal. Puse 50% a que no había más de 3 goles (partidazo cerrado, típico), 30% a que el Bayern sacaba córners como loco, y un 20% a que Saka la liaba con un penalti. ¿Resultado? Dos de tres, y saqué pasta mientras otros lloraban por su "infalible" apuesta al 2-1.

No es magia, es matemáticas con un toque de mala leche. Repartir no te hace rico de la noche a la mañana, pero te mantiene en el juego más que esos que van de cracks y acaban pidiendo prestado para la quiniela. Así que menos postureo y más repartir, que el fútbol no es un casino donde te sale el rojo porque "lo sientes".
