¡Qué tal, compañeros de apuestas! Me puse a pensar en esas victorias que te toman por sorpresa y me acordé de una que me pasó hace un par de años en un casino de Macao. Estaba probando suerte en las tragamonedas, sin muchas expectativas, porque llevaba una racha bastante floja. Decidí cambiar de máquina y, de pura casualidad, me senté en una que tenía un jackpot progresivo. No llevaba ni diez giros cuando, de repente, las luces se volvieron locas y el contador empezó a subir como si no hubiera mañana. Gané algo así como 50,000 HKD, que para mí fue una locura total porque no era mi plan ni remotamente. Lo curioso es que no soy de los que se vuelven locos apostando, siempre pongo un límite y me retiro cuando lo paso, pero ese día me tenté con quedarme un rato más. ¿Y a ustedes? ¿Cuál ha sido ese momento en que un casino extranjero los dejó con la boca abierta? Me intriga saber cómo les fue y qué hicieron con esas ganancias inesperadas.