Qué tal, compañeros de apuestas. Me he estado preguntando últimamente si esto del azar es más un arte que una ciencia. Las cuotas nos guían, sí, pero ¿hasta qué punto las dominamos nosotros? Analizo números todo el tiempo—ganancias, pérdidas, rachas—y a veces parece que hay un patrón, como si pudiéramos descifrarlo. Pero luego llega una máquina tragaperras o una apuesta inesperada y todo se desvanece. Creo que las casas de apuestas saben más de lo que dicen; sus ofertas no son solo números, son un juego mental. ¿Somos artistas improvisando o científicos fallando en predecir? Me inclino a pensar que es un poco de ambas, pero el equilibrio se me escapa. ¿Qué opinan ustedes?