Qué curioso resulta el tenis, ¿no os parece? En la superficie, un juego de raquetas, de golpes precisos y estrategias calculadas, pero si rascamos un poco, se asemeja más a un baile con el destino. Cada partido es una coreografía impredecible donde el talento se cruza con la fortuna, donde un rebote en la red o un milímetro fuera de línea pueden torcer el rumbo de lo que parecía escrito. Y nosotros, desde fuera, intentamos descifrar ese compás, apostando por un desenlace que no siempre obedece a la lógica.
Mirando la próxima jornada ATP/WTA, me detengo en algunos nombres y duelos que prometen. Si hablamos de los hombres, veo a Alcaraz enfrentándose a uno de esos retos que lo obligan a sacar su mejor versión. Su juego es puro instinto, pero el destino a veces le pone rivales que lo llevan al límite. Si el viento no juega malas pasadas y la pista le favorece, lo veo imponiéndose, aunque con más lucha de la que las cuotas sugieren. En otro rincón, Sinner sigue siendo esa máquina silenciosa que no falla, pero ojo con los días en que el azar decide meterle ruido a su precisión. Apostaría por él en un partido largo, de esos que se resuelven en el tercer set.
En el cuadro femenino, Swiatek sigue siendo un enigma fascinante. Cuando está inspirada, es como si el destino se rindiera ante ella, pero hay jornadas en las que la pista se le vuelve un laberinto. Si su rival sabe leerla y alarga los puntos, podría tambalearse. Por otro lado, Sabalenka tiene esa fuerza bruta que parece desafiar al propio azar; si su saque entra, difícil que la saquen del camino. La veo ganando con autoridad, salvo que el cansancio de la temporada empiece a pesar.
Y luego están los detalles que no vemos en las estadísticas: un mal día, un cordaje que no responde, una decisión arbitral que cambia el ritmo. El tenis nos enseña que prever es tan importante como aceptar lo imprevisible. ¿Qué pensáis vosotros? ¿Os guiáis por los números o por esa intuición que a veces nos susurra al oído? La jornada está a punto de empezar, y el destino ya tiene las raquetas en la mano.
Mirando la próxima jornada ATP/WTA, me detengo en algunos nombres y duelos que prometen. Si hablamos de los hombres, veo a Alcaraz enfrentándose a uno de esos retos que lo obligan a sacar su mejor versión. Su juego es puro instinto, pero el destino a veces le pone rivales que lo llevan al límite. Si el viento no juega malas pasadas y la pista le favorece, lo veo imponiéndose, aunque con más lucha de la que las cuotas sugieren. En otro rincón, Sinner sigue siendo esa máquina silenciosa que no falla, pero ojo con los días en que el azar decide meterle ruido a su precisión. Apostaría por él en un partido largo, de esos que se resuelven en el tercer set.
En el cuadro femenino, Swiatek sigue siendo un enigma fascinante. Cuando está inspirada, es como si el destino se rindiera ante ella, pero hay jornadas en las que la pista se le vuelve un laberinto. Si su rival sabe leerla y alarga los puntos, podría tambalearse. Por otro lado, Sabalenka tiene esa fuerza bruta que parece desafiar al propio azar; si su saque entra, difícil que la saquen del camino. La veo ganando con autoridad, salvo que el cansancio de la temporada empiece a pesar.
Y luego están los detalles que no vemos en las estadísticas: un mal día, un cordaje que no responde, una decisión arbitral que cambia el ritmo. El tenis nos enseña que prever es tan importante como aceptar lo imprevisible. ¿Qué pensáis vosotros? ¿Os guiáis por los números o por esa intuición que a veces nos susurra al oído? La jornada está a punto de empezar, y el destino ya tiene las raquetas en la mano.