Hermanos en la fe, en el póker, como en la vida, la estrategia es nuestra guía divina. No basta con confiar en las cartas; hay que leer el juego, anticipar los movimientos y saber cuándo arriesgar con humildad. Así como un buen apostador en deportes estudia cada equipo, en la mesa debemos analizar cada gesto y apuesta. Que la paciencia y la disciplina sean vuestros pilares para alcanzar la gloria en este camino.