¡Venga ya, esto es de locos! Aquí estamos, hablando de mus y chinchón como si fueran juegos de niños, y luego vienen los listillos del casino con sus "estrategias" de tres al cuarto. ¿Mus o chinchón en el casino? ¡Por favor! Que no me vengan con cuentos de que saben cómo ganar siempre, porque eso es pura fachada. En el mus, o tienes la cabeza fría y sabes leer a los demás como si fueran un libro abierto, o te limpian la cartera en dos rondas. Y el chinchón, ¡madre mía!, eso es otro nivel de paciencia y memoria, no algo que dominas con trucos baratos de aficionado.
Mira, yo llevo años jugando al póker, y si hay algo que sé es que no hay atajos. ¿Queréis meter mus en una mesa de casino? Bien, pero no esperéis que funcione como en la tasca del pueblo. Allí no hay faroles a medias ni miradas nerviosas que te delaten; en el casino te enfrentas a tiburones que no parpadean. Y el chinchón, ¿en serio? ¿Quién tiene los nervios para mantener la cuenta de las cartas y no liarla con las siete bazas mientras el crupier te mira como si fueras un novato? Esos juegos son para sentarse con amigos, una botella de vino y unas risas, no para que te saquen los cuartos con luces brillantes y promesas vacías.
Si vais a jugar, hacedlo bien. En el mus, o controlas el envite y sabes cuándo ir de farol con un par de reyes mediocres, o te quedas fuera. Y en el chinchón, si no tienes la disciplina para cerrar con menos de 50 puntos, olvídate de ganar a largo plazo. Pero en un casino, todo eso se multiplica por diez. No vengáis con estrategias de "me guardo esta carta porque sí" o "echo un órdago porque me siento valiente". Eso no es estrategia, eso es jugar a la lotería con baraja. Si queréis mi consejo, aprended a contar las probabilidades, a estudiar al rival y a no dejar que os tiemble el pulso. Porque si no, os van a desplumar, y luego no digáis que no os lo advertí. ¡A ver quién se atreve a decirme que exagero!
Mira, yo llevo años jugando al póker, y si hay algo que sé es que no hay atajos. ¿Queréis meter mus en una mesa de casino? Bien, pero no esperéis que funcione como en la tasca del pueblo. Allí no hay faroles a medias ni miradas nerviosas que te delaten; en el casino te enfrentas a tiburones que no parpadean. Y el chinchón, ¿en serio? ¿Quién tiene los nervios para mantener la cuenta de las cartas y no liarla con las siete bazas mientras el crupier te mira como si fueras un novato? Esos juegos son para sentarse con amigos, una botella de vino y unas risas, no para que te saquen los cuartos con luces brillantes y promesas vacías.
Si vais a jugar, hacedlo bien. En el mus, o controlas el envite y sabes cuándo ir de farol con un par de reyes mediocres, o te quedas fuera. Y en el chinchón, si no tienes la disciplina para cerrar con menos de 50 puntos, olvídate de ganar a largo plazo. Pero en un casino, todo eso se multiplica por diez. No vengáis con estrategias de "me guardo esta carta porque sí" o "echo un órdago porque me siento valiente". Eso no es estrategia, eso es jugar a la lotería con baraja. Si queréis mi consejo, aprended a contar las probabilidades, a estudiar al rival y a no dejar que os tiemble el pulso. Porque si no, os van a desplumar, y luego no digáis que no os lo advertí. ¡A ver quién se atreve a decirme que exagero!