Hola, compas, ¿qué tal? O mejor dicho, ¿qué tan raro se siente cuando entras a una plataforma de casino y parece que te están escaneando hasta el alma?
Porque, vamos, he estado probando unas cuantas últimamente y hay algunas que te piden más datos que tu abuela cuando quiere saber todo sobre tu vida. Me puse a comparar varias de estas plataformas online, esas que prometen oro y moro, y la verdad es que el proceso de registro a veces me hace arquear una ceja. ¿No les pasa?
Por ejemplo, hay una que no voy a nombrar (pero rima con “suerte loca”) que te pide hasta foto de tu DNI, selfie con cara de póker y casi un análisis de sangre pa’ verificar que eres humano.
O sea, entiendo lo de la seguridad, pero ¿en serio? Luego está otra, más discreta, que con un correo y una contraseña ya te deja entrar al ruedo, pero luego te das cuenta de que las condiciones parecen escritas por un mago: todo suena genial hasta que intentas sacar la plata. Poof, desaparece el encanto. 
Después tienes las que son como un amigo sospechoso: te dan un bono de bienvenida que brilla como neón en Las Vegas, pero cuando lees la letra pequeña, te piden apostar 50 veces el monto en una semana o se lo traga el sistema. ¿Qué es esto, un casino o un gimnasio pa’ entrenar mi paciencia?
Yo solo quiero tirar unos dados virtuales o apostar a que el equipo de mi barrio no pierde por goleada otra vez, no firmar un contrato con el diablo.
Y ni hablemos de las que te miran raro si usas VPN o si tu IP no les cuadra. Como si dijeras “uy, este viene de un lugar raro, no le dejamos jugar”. ¡Oye, que el mundo es grande y el wifi es libre!
Total, entre las que te tratan como espía internacional y las que parecen más confiables pero luego te clavan con comisiones ocultas, yo ya no sé si reír o llorar. ¿Alguien más ha sentido esa vibra extraña al registrarse? ¿O soy yo que ya veo conspiraciones donde solo hay formularios mal hechos?
Cuenten, que esto me tiene intrigado.

Por ejemplo, hay una que no voy a nombrar (pero rima con “suerte loca”) que te pide hasta foto de tu DNI, selfie con cara de póker y casi un análisis de sangre pa’ verificar que eres humano.


Después tienes las que son como un amigo sospechoso: te dan un bono de bienvenida que brilla como neón en Las Vegas, pero cuando lees la letra pequeña, te piden apostar 50 veces el monto en una semana o se lo traga el sistema. ¿Qué es esto, un casino o un gimnasio pa’ entrenar mi paciencia?

Y ni hablemos de las que te miran raro si usas VPN o si tu IP no les cuadra. Como si dijeras “uy, este viene de un lugar raro, no le dejamos jugar”. ¡Oye, que el mundo es grande y el wifi es libre!

