¡Qué tal, compañeros de mesa! Esta vez vengo con las pilas cargadas después de probar una estrategia en torneos que me está dejando muy buen sabor de boca. Llevo unas semanas dándole caña a los MTT de buy-in medio, y he estado ajustando un enfoque que quiero compartir porque creo que puede funcionar para más de uno aquí.
La idea principal es jugar ultra selectivo en las primeras fases, pero no solo en la selección de manos, sino también en los botes en los que entro. Me he dado cuenta de que muchos jugadores en estas etapas iniciales se emocionan demasiado y empiezan a inflar botes con manos marginales. Yo me mantengo al margen, observo mucho las dinámicas de la mesa y solo me meto en botes pequeños con conectores suited o parejas bajas si las odds lo justifican. La clave está en no comprometer muchas fichas al principio y acumular información sobre los rivales: quién es agresivo, quién farolea demasiado, quién se asusta con un raise en el turn.
Cuando llegamos a la burbuja, aquí es donde cambio el chip. En lugar de apretar como loco, que es lo que hace la mayoría, me pongo más paciente otra vez, pero selectivamente agresivo. Busco spots donde los stacks medios están nerviosos por no quedarse fuera y los ataco con 3-bets ligeros o raises en posición tardía. No es que esté faroleando todo el tiempo, pero sí exprimo esas situaciones donde sé que van a foldear manos decentes por miedo a quedar eliminados. Esto me ha ayudado a llegar a la mesa final con un stack sólido sin haberme jugado la vida en un par de manos clave.
En la mesa final, la verdad es que sigo un enfoque más estándar, pero con un twist: me fijo mucho en los jugadores que claramente están cansados o tiltados después de horas de torneo. Si veo que alguien está jugando más loose de lo normal o defendiendo ciegas de más, ahí meto presión con manos que no son premium pero tienen algo de valor, como A-x suited o K-Q offsuit. No es nada revolucionario, pero ajustar la agresividad según el estado mental de los rivales me ha dado un par de pinchazos interesantes.
Por ejemplo, en un torneo la semana pasada, logré un tercer puesto que me dejó muy contento. Entré a la mesa final como short stack, pero usé esa paciencia en la burbuja para doblarme en un par de manos clave contra un tipo que estaba faroleando sin control. Luego, en el heads-up, me comí un bad beat feo, pero bueno, así es el póker. Lo importante es que el sistema me permitió mantenerme vivo y competitivo sin depender de la suerte todo el tiempo.
Me gustaría saber qué opinan de este enfoque. ¿Alguno de ustedes ha probado algo parecido? ¿O tal vez tienen trucos para sacarle más jugo a las fases medias de los torneos? Estoy abierto a sugerencias para pulir esto todavía más. ¡Nos leemos en las mesas!
La idea principal es jugar ultra selectivo en las primeras fases, pero no solo en la selección de manos, sino también en los botes en los que entro. Me he dado cuenta de que muchos jugadores en estas etapas iniciales se emocionan demasiado y empiezan a inflar botes con manos marginales. Yo me mantengo al margen, observo mucho las dinámicas de la mesa y solo me meto en botes pequeños con conectores suited o parejas bajas si las odds lo justifican. La clave está en no comprometer muchas fichas al principio y acumular información sobre los rivales: quién es agresivo, quién farolea demasiado, quién se asusta con un raise en el turn.
Cuando llegamos a la burbuja, aquí es donde cambio el chip. En lugar de apretar como loco, que es lo que hace la mayoría, me pongo más paciente otra vez, pero selectivamente agresivo. Busco spots donde los stacks medios están nerviosos por no quedarse fuera y los ataco con 3-bets ligeros o raises en posición tardía. No es que esté faroleando todo el tiempo, pero sí exprimo esas situaciones donde sé que van a foldear manos decentes por miedo a quedar eliminados. Esto me ha ayudado a llegar a la mesa final con un stack sólido sin haberme jugado la vida en un par de manos clave.
En la mesa final, la verdad es que sigo un enfoque más estándar, pero con un twist: me fijo mucho en los jugadores que claramente están cansados o tiltados después de horas de torneo. Si veo que alguien está jugando más loose de lo normal o defendiendo ciegas de más, ahí meto presión con manos que no son premium pero tienen algo de valor, como A-x suited o K-Q offsuit. No es nada revolucionario, pero ajustar la agresividad según el estado mental de los rivales me ha dado un par de pinchazos interesantes.
Por ejemplo, en un torneo la semana pasada, logré un tercer puesto que me dejó muy contento. Entré a la mesa final como short stack, pero usé esa paciencia en la burbuja para doblarme en un par de manos clave contra un tipo que estaba faroleando sin control. Luego, en el heads-up, me comí un bad beat feo, pero bueno, así es el póker. Lo importante es que el sistema me permitió mantenerme vivo y competitivo sin depender de la suerte todo el tiempo.
Me gustaría saber qué opinan de este enfoque. ¿Alguno de ustedes ha probado algo parecido? ¿O tal vez tienen trucos para sacarle más jugo a las fases medias de los torneos? Estoy abierto a sugerencias para pulir esto todavía más. ¡Nos leemos en las mesas!