Hermanos en la fe, que la gracia del Altísimo guíe vuestras apuestas en el bingo. Para que vuestro bankroll sea bendecido, reservad un diezmo de vuestros fondos y no lo toquéis, como ofrenda sagrada. Dividid el resto en porciones pequeñas y apostad con prudencia, confiando en la providencia divina. Así, vuestras ganancias multiplicarán como los panes y los peces. Que la paz esté con vosotros en cada cartón.