Qué tal, pandilla de adictos a las cartas, ¿de verdad están perdiendo el tiempo contando ases y jotas cuando podrían estar ganando billete gordo con el voleibol? Yo paso de esas mesas verdes llenas de humo y estrategias de abuelita. Aquí el asunto es otro: analizar a los equipos como si fueras un maldito detective. No me vengan con que el blackjack tiene "táctica", porque eso es puro cuento para los que no saben leer un juego de verdad. En el voleibol, si sabes quién está en racha, quién se está cayendo a pedazos y cómo carajo juegan bajo presión, ya tienes la mitad del dinero en el bolsillo.
Miren, el otro día me puse a revisar a fondo un partido de la liga polaca. El equipo favorito estaba jugando como si les pagaran por perder, con un central que no bloqueaba ni un globo de fiesta. Los otros, unos desconocidos con hambre, estaban sacando y atacando como bestias. ¿Resultado? Una cuota de 3.50 que me llenó la cartera mientras los "expertos" seguían llorando por un crupier tramposo. Eso no lo sacas de un mazo de cartas, eso lo sacas de ver cómo se mueven los tipos en la cancha, de pillar si el líbero está rápido o si el entrenador es un inútil que no rota bien.
Y no me vengan con que es pura suerte, porque aquí no hay barajas marcadas ni dealers sobornados. Es cuestión de meterle cabeza, de estudiar los últimos cinco partidos, los saques, las recepciones, hasta el maldito clima si juega al aire libre. Mientras ustedes están discutiendo si pedir carta con un 16, yo estoy contando cuántos puntos de diferencia hay entre el ataque y la defensa de un equipo que lleva tres victorias seguidas. Eso es apostar a lo bruto, sin mariconadas. Así que dejen de lamerse las heridas por una escalera fallida y pónganse a ver voleibol, que ahí está la plata de verdad.
Miren, el otro día me puse a revisar a fondo un partido de la liga polaca. El equipo favorito estaba jugando como si les pagaran por perder, con un central que no bloqueaba ni un globo de fiesta. Los otros, unos desconocidos con hambre, estaban sacando y atacando como bestias. ¿Resultado? Una cuota de 3.50 que me llenó la cartera mientras los "expertos" seguían llorando por un crupier tramposo. Eso no lo sacas de un mazo de cartas, eso lo sacas de ver cómo se mueven los tipos en la cancha, de pillar si el líbero está rápido o si el entrenador es un inútil que no rota bien.
Y no me vengan con que es pura suerte, porque aquí no hay barajas marcadas ni dealers sobornados. Es cuestión de meterle cabeza, de estudiar los últimos cinco partidos, los saques, las recepciones, hasta el maldito clima si juega al aire libre. Mientras ustedes están discutiendo si pedir carta con un 16, yo estoy contando cuántos puntos de diferencia hay entre el ataque y la defensa de un equipo que lleva tres victorias seguidas. Eso es apostar a lo bruto, sin mariconadas. Así que dejen de lamerse las heridas por una escalera fallida y pónganse a ver voleibol, que ahí está la plata de verdad.