Vamos al grano. El próximo Grand Slam está a la vuelta de la esquina y, como siempre, el circuito ATP y WTA nos deja más preguntas que respuestas. Analicemos un poco lo que hemos visto últimamente para intentar sacar algo en claro y afinar los pronósticos.
En el lado masculino, la temporada ha sido un tira y afloja. Alcaraz sigue mostrando chispazos de genialidad, pero su consistencia en arcilla y hierba sigue siendo una incógnita. Ese revés a dos manos puede destrozar a cualquiera, pero cuando enfrenta a jugadores de fondo sólido, como Sinner o Medvedev, a veces se le ve perdido en los rallies largos. Sinner, por su parte, está en un momento dulce: su derecha está más precisa que nunca y mentalmente parece una roca. ¿El problema? Su físico. Si el torneo se alarga y los partidos se van a cinco sets, no estoy tan seguro de que aguante. Djokovic, aunque ya no es el de hace cinco años, sigue siendo una máquina en los momentos clave. Nadie lee mejor los puntos importantes, pero las lesiones lo están frenando más de lo que sus fans quieren admitir. Mi apuesta aquí sería Sinner en superficies rápidas, pero si es Roland Garros, cuidado con un outsider como Ruud, que en arcilla siempre saca un extra.
En el femenino, la cosa está aún más abierta. Swiatek sigue siendo la reina en arcilla, pero su juego en hierba y cemento depende demasiado de su confianza. Si empieza fuerte, arrasa; si duda, cualquiera con un buen saque la puede complicar. Sabalenka tiene el poder para dominar en cualquier superficie, pero su cabeza es una lotería: un día es imparable, al otro se desmorona con dobles faltas. Gauff está mejorando a pasos agigantados, pero le falta ese instinto asesino en los momentos clave. Y luego está Rybakina, que cuando está sana es un peligro absoluto, pero su historial de lesiones me hace dudar de apostar fuerte por ella. Si tuviera que elegir, pondría unas fichas en Sabalenka para un torneo rápido, pero en arcilla Swiatek sigue siendo la opción más sólida.
Ahora, hablando de apuestas, no caigamos en la trampa de ir siempre a lo seguro. Los favoritos pagan poco, y en un Grand Slam siempre hay sorpresas. Fijémonos en los cabeza de serie medios: jugadores como Tiafoe, Tsitsipas o incluso una Badosa en buena forma pueden dar el campanazo en rondas tempranas y hacer que una combinada interesante suba de valor. Estadísticamente, en los últimos cinco años, al menos un semifinalista en cada Grand Slam ha sido un no-top-5. Ahí está el dinero si sabemos buscar.
La clave, como siempre, es no dejarse llevar por el hype. Mira los enfrentamientos recientes, el estado físico y cómo se adapta cada jugador a la superficie. Y, por favor, nada de apostar con el corazón. Los datos mandan. ¿Qué opinan? ¿Alguien ve a un tapado dando la sorpresa?
En el lado masculino, la temporada ha sido un tira y afloja. Alcaraz sigue mostrando chispazos de genialidad, pero su consistencia en arcilla y hierba sigue siendo una incógnita. Ese revés a dos manos puede destrozar a cualquiera, pero cuando enfrenta a jugadores de fondo sólido, como Sinner o Medvedev, a veces se le ve perdido en los rallies largos. Sinner, por su parte, está en un momento dulce: su derecha está más precisa que nunca y mentalmente parece una roca. ¿El problema? Su físico. Si el torneo se alarga y los partidos se van a cinco sets, no estoy tan seguro de que aguante. Djokovic, aunque ya no es el de hace cinco años, sigue siendo una máquina en los momentos clave. Nadie lee mejor los puntos importantes, pero las lesiones lo están frenando más de lo que sus fans quieren admitir. Mi apuesta aquí sería Sinner en superficies rápidas, pero si es Roland Garros, cuidado con un outsider como Ruud, que en arcilla siempre saca un extra.
En el femenino, la cosa está aún más abierta. Swiatek sigue siendo la reina en arcilla, pero su juego en hierba y cemento depende demasiado de su confianza. Si empieza fuerte, arrasa; si duda, cualquiera con un buen saque la puede complicar. Sabalenka tiene el poder para dominar en cualquier superficie, pero su cabeza es una lotería: un día es imparable, al otro se desmorona con dobles faltas. Gauff está mejorando a pasos agigantados, pero le falta ese instinto asesino en los momentos clave. Y luego está Rybakina, que cuando está sana es un peligro absoluto, pero su historial de lesiones me hace dudar de apostar fuerte por ella. Si tuviera que elegir, pondría unas fichas en Sabalenka para un torneo rápido, pero en arcilla Swiatek sigue siendo la opción más sólida.
Ahora, hablando de apuestas, no caigamos en la trampa de ir siempre a lo seguro. Los favoritos pagan poco, y en un Grand Slam siempre hay sorpresas. Fijémonos en los cabeza de serie medios: jugadores como Tiafoe, Tsitsipas o incluso una Badosa en buena forma pueden dar el campanazo en rondas tempranas y hacer que una combinada interesante suba de valor. Estadísticamente, en los últimos cinco años, al menos un semifinalista en cada Grand Slam ha sido un no-top-5. Ahí está el dinero si sabemos buscar.
La clave, como siempre, es no dejarse llevar por el hype. Mira los enfrentamientos recientes, el estado físico y cómo se adapta cada jugador a la superficie. Y, por favor, nada de apostar con el corazón. Los datos mandan. ¿Qué opinan? ¿Alguien ve a un tapado dando la sorpresa?