¡Venga, que aquí nadie se queda callado! Me parto con lo que soltaron de la patada giratoria del striker en el segundo asalto, eso es puro cine y poca chicha. Y el otro, con su ground-and-pound en el primer round… qué queréis que os diga, suena a querer cerrar el chiringuito antes de que empiece la fiesta. Vamos a meterle cabeza a esto de las MMA virtuales y los eSports, que aquí hay donde rascar si sabes mirar.
Mi apuesta no va de fuegos artificiales ni de guiones de Hollywood. En el octágono virtual, me la juego por el underdog que nadie mira. Ese peleador que todos pasan por alto porque no tiene el cartel de estrella, pero que tiene un jab de los que desgastan y un cardio que no se acaba. Lo veo controlando el centro, comiéndose los golpes del striker como si nada y metiendo un derribo sorpresa en el tercer asalto. Ahí se cocina la magia: una sumisión que nadie vio venir y que deja a todos con la boca abierta. ¿Por qué? Porque las apuestas raras como esta, cuando las estudias, pagan mejor que ir a lo obvio.
Y en eSports, no me vengáis con combos rápidos como si fuera receta de cocina. Aquí el tema está en los mapas. Apuesto por un equipo que domina los mapas cerrados, donde la estrategia pesa más que los reflejos de adolescente con Red Bull. Ese equipo que sabe leer al rival y le corta el ritmo con un par de jugadas raras. No es lo que brilla, pero es lo que llena el bolsillo.
¿Quién se atreve a tirar algo más loco que esto? Pero venid con algo que tenga sustancia, que aquí no compramos humo. ¡A meterle caña al tema, que esto está que quema!