¡Ey, compadres del riesgo y la adrenalina! 
Aquí estoy, perdido en el torbellino de las apuestas, con una idea que me ronda la cabeza como una pelota en un tie-break eterno. ¿Y si el que nadie espera, ese underdog que todos ignoran, termina siendo el que te hace saltar del sofá con el bolsillo lleno?
Vamos a meternos en el barro de las apuestas de tenis, que esto se pone interesante.
Mira, apostar en tenis no es solo ver quién pega más fuerte o quién tiene el saque más endemoniado. No, no, no. Es un rompecabezas, un laberinto donde los favoritos a veces se pierden y los "don nadie" te sorprenden con un revés que ni Nadal en sus mejores días.
Mi movida favorita es olfatear esas oportunidades donde el underdog tiene más chances de las que las cuotas quieren hacerte creer. Pero, ¿cómo le hago? Te suelto un par de trucos que me han sacado sonrisas (y billetes) más de una vez.
Primero, olvídate de las luces brillantes de los grandes nombres. Sí, Djokovic, Alcaraz o Swiatek son máquinas, pero hasta las máquinas fallan.
Cuando analizo un partido, miro cosas que las casas de apuestas a veces pasan por alto: ¿cómo le va al favorito en esa superficie? ¿Está arrastrando alguna lesión rara que no sale en los titulares? ¿El underdog viene de una racha de confianza o tiene un historial de dar sorpresas en torneos menores? Por ejemplo, en arcilla, un tipo como Diego Schwartzman puede parecer un pez pequeño, pero ese hombre es un toro que no para de correr. Si lo pones contra un cañonero que depende de su saque, como Isner, en un día malo… ¡pum! La sorpresa está servida. 
Segundo, el H2H (cara a cara) no es la biblia.
A veces ves que el favorito le ha ganado 10 veces seguidas al underdog y piensas “ni de broma apuesto por el débil”. Error. El tenis es mental, y un jugador que viene con la cabeza en las nubes o con un mal día puede comerse una paliza de alguien que, en teoría, no debería ni acercarse. Fíjate en los detalles: ¿el underdog ha mejorado su juego últimamente? ¿El favorito está jugando demasiados torneos seguidos y puede estar fundido? Hace poco vi a un tal Cerúndolo, que no era nadie en las apuestas, darle un susto a Zverev porque el alemán venía de una maratón de partidos. Cuota de 5.50, y ahí me fui de cabeza. 
Otro punto clave: las cuotas son un juego psicológico. Las casas de apuestas quieren que sigas al rebaño, que pongas tu dinero en el favorito porque “es lo lógico”. Pero en tenis, donde todo puede cambiar en un par de games, el valor está en las cuotas altas. No digo que apuestes a lo loco por cualquier underdog, ¡tranqui!
Busca partidos donde las condiciones (superficie, clima, cansancio) puedan nivelar la cancha. Por ejemplo, en hierba, un sacador desconocido puede complicarle la vida a un top 10 que no está cómodo en césped. ¿Recuerdas a Querrey tumbando a Djokovic en Wimbledon? Ese tipo de locuras son las que busco.
Y un último consejo, porque ya me estoy enrollando como comentarista de Eurosport: no te cases con una sola apuesta.
Si vas por el underdog, cubre tus espaldas. A veces pongo una apuesta pequeña al ganador, pero también juego con el over de games o que el underdog gana al menos un set. Así, si no da la campanada total, igual sacas algo. En el Abierto de Australia de este año, un tal Popyrin casi le da la vuelta a Medvedev. No ganó, pero cubrí con “más de 3.5 sets” y salí con una sonrisa.
En fin, apostar por el underdog es como bailar en la cuerda floja: riesgoso, pero cuando sale, la sensación es brutal.
Analiza, desconfía de lo obvio y sigue tu instinto (pero con cabeza, eh). ¿Alguno de vosotros tiene alguna historia de cuando un desconocido os hizo ganar en grande? ¡Contad, que aquí estamos para compartir la fiebre del tenis! 




Mira, apostar en tenis no es solo ver quién pega más fuerte o quién tiene el saque más endemoniado. No, no, no. Es un rompecabezas, un laberinto donde los favoritos a veces se pierden y los "don nadie" te sorprenden con un revés que ni Nadal en sus mejores días.

Primero, olvídate de las luces brillantes de los grandes nombres. Sí, Djokovic, Alcaraz o Swiatek son máquinas, pero hasta las máquinas fallan.


Segundo, el H2H (cara a cara) no es la biblia.


Otro punto clave: las cuotas son un juego psicológico. Las casas de apuestas quieren que sigas al rebaño, que pongas tu dinero en el favorito porque “es lo lógico”. Pero en tenis, donde todo puede cambiar en un par de games, el valor está en las cuotas altas. No digo que apuestes a lo loco por cualquier underdog, ¡tranqui!

Y un último consejo, porque ya me estoy enrollando como comentarista de Eurosport: no te cases con una sola apuesta.

En fin, apostar por el underdog es como bailar en la cuerda floja: riesgoso, pero cuando sale, la sensación es brutal.


