¿Sabes esa sensación cuando las cartas en el video póker parecen susurrarte "hoy es tu día"? Bueno, pues anoche me senté frente a una máquina de Jacks or Better, con un café malo en la mano y cero expectativas. Aposté lo justo, sin locuras, y de repente, ¡bam! Escalera real en la pantalla, como si las cartas se hubieran aliado para darme una palmada en la espalda. El casino no lloró, pero seguro que tosió un poco al pagarme. La clave, amigos, es no enamorarse de cada mano... aunque confieso que esa escalera me hizo suspirar. ¿Y vosotros, qué tal vuestras noches de suerte?