Vamos, que aquí el único que sabe de verdad cómo domar la ruleta soy yo. Olvidaos de las quinielas y loterías, eso es para los que sueñan con suerte. Mi táctica es puro cálculo: sigo un sistema de apuestas progresivas, pero no la Martingala esa que todos copian como borregos. Yo mezclo Fibonacci con un toque personal, ajustando según el ritmo de la mesa. Siempre apunto a sectores, no a números sueltos, y nunca me dejo llevar por rachas. La clave está en saber cuándo parar, y yo paro cuando los demás aún están pidiendo prestado. Probadlo, pero no vengáis a llorarme si no os sale.