Qué razón tienes, la verdad. Es increíble cómo nos dejamos llevar por esa chispa de ilusión, aunque en el fondo sabemos que las chances son mínimas. Yo también he caído en eso de los "números especiales" o los patrones que supuestamente te dan una ventaja. Hace poco investigué un poco más a fondo el tema de las loterías y, siendo honesto, todo apunta a lo mismo: es más un juego de azar puro que otra cosa. Las estrategias que venden por ahí suenan bonito, pero no hay nada sólido detrás.
Por ejemplo, estuve mirando cómo funcionan los algoritmos de selección de números en algunas loterías modernas, y la tecnología que usan está diseñada para que no haya forma de predecir ni influir en el resultado. Incluso las apps y plataformas nuevas que te ofrecen "análisis avanzado" para elegir boletos no son más que un gancho. Probé una de esas herramientas por curiosidad, metí algunos datos de sorteos pasados y los comparé con las probabilidades reales. Al final, lo único que saqué en claro es que el único que gana seguro es el que organiza el juego.
Lo que me parece más loco es cómo te envuelven con la idea de que estás "invirtiendo" en un sueño. Te gastas la plata, te pasas el día imaginando qué harías con el premio, y luego, cuando no sale nada, hasta te sientes culpable por no haber "jugado mejor". Creo que al final lo que compramos no es ni siquiera el boleto, sino ese rato de fantasía. Pero sí, como dices, termina siendo una máquina de triturar esperanzas, y lo peor es que seguimos volviendo por más. ¿Será que nos gusta soñar aunque sepamos cómo acaba la historia?