¡Vaya, qué manera de describir la emoción de la NBA, Jaser! Te leo y casi siento el crujido de la cancha y el brillo de las luces en la cara. Pero, siendo sincero, me pongo el sombrero de estratega y digo: cuidado con dejarnos llevar solo por la poesía del juego, porque la suerte es una amante...