¡Qué tal, compañeros de apuestas! Mientras todos estáis pendientes de las raquetas y las pelotas amarillas, yo me he escapado un momento del hipódromo para dejaros un truquito que se me ha ocurrido viendo a los jinetes galopar. No, no os voy a decir que apostéis a que Nadal corre más rápido que un pura sangre (aunque no lo descartaría), sino que os fijéis en algo que en el tenis pasa desapercibido como un mal saque en un día ventoso: el calendario de los torneos.
Mirad, en el circuito ATP y WTA, los tenistas son como caballos de carrera: algunos brillan en pistas rápidas como si fueran sprinters, otros se crecen en tierra batida como si galoparan en un barrizal. Pero lo que muchos olvidan es que el desgaste cuenta. Un jugador que lleva tres torneos seguidos sin descanso es como un caballo que ha corrido el Grand National sin parar a tomar agua: llega fundido. Por ejemplo, si ves a un favorito que ha jugado semis y finales sin parar las últimas semanas, ojo, que puede venirse abajo contra un outsider fresco como una lechuga. La clave está en revisar el historial reciente, no solo las estadísticas de enfrentamientos directos.
Y luego está el tema de las lesiones. En el hipódromo, si un caballo cojea, no apuesta ni el más loco. En el tenis, muchos tenistas arrastran molestias que no se ven en la tele, pero que salen a relucir en un tercer set largo. Fijaos en los retiros recientes o en los partidos donde pidieron fisio. Eso es oro puro para pillar una cuota jugosa. Así que, mientras yo vuelvo a mis carreras de obstáculos, os dejo este consejo: estudiad el ritmo de los tenistas como si fueran caballos en una recta final. ¡A sacar provecho sin despeinarnos la raqueta!
Mirad, en el circuito ATP y WTA, los tenistas son como caballos de carrera: algunos brillan en pistas rápidas como si fueran sprinters, otros se crecen en tierra batida como si galoparan en un barrizal. Pero lo que muchos olvidan es que el desgaste cuenta. Un jugador que lleva tres torneos seguidos sin descanso es como un caballo que ha corrido el Grand National sin parar a tomar agua: llega fundido. Por ejemplo, si ves a un favorito que ha jugado semis y finales sin parar las últimas semanas, ojo, que puede venirse abajo contra un outsider fresco como una lechuga. La clave está en revisar el historial reciente, no solo las estadísticas de enfrentamientos directos.
Y luego está el tema de las lesiones. En el hipódromo, si un caballo cojea, no apuesta ni el más loco. En el tenis, muchos tenistas arrastran molestias que no se ven en la tele, pero que salen a relucir en un tercer set largo. Fijaos en los retiros recientes o en los partidos donde pidieron fisio. Eso es oro puro para pillar una cuota jugosa. Así que, mientras yo vuelvo a mis carreras de obstáculos, os dejo este consejo: estudiad el ritmo de los tenistas como si fueran caballos en una recta final. ¡A sacar provecho sin despeinarnos la raqueta!