Qué tal, gente, estoy dando vueltas como loco con los partidos universitarios este mes. No sé si soy yo o qué, pero las cosas están raras. Estaba siguiendo de cerca los juegos de la conferencia del este, sobre todo los de baloncesto, porque normalmente los equipos juveniles tienen patrones claros: los novatos se queman rápido, los entrenadores experimentales arriesgan de más y las lesiones cambian todo en un segundo. Pero ahora, nada encaja. Por ejemplo, el último partido entre dos equipos medianos del Atlantic 10 me dejó con la boca abierta. El favorito, con un récord sólido de 7-2, se desplomó contra un underdog que no había ganado fuera de casa en toda la temporada. ¿Qué pasó? Revisé las stats y no había lesiones reportadas, el base estrella jugó sus minutos normales, pero el ataque fue un desastre, como si no hubieran entrenado juntos nunca.
Luego está el tema de las apuestas. Yo suelo ir por los márgenes bajos en estos juegos, porque los jóvenes son impredecibles, pero este mes ni eso funciona. Las líneas están raras, como si las casas supieran algo que nosotros no. Pensé en mirar más allá de los números: ¿será la presión de los torneos de marzo? ¿O es que los chavales están más enfocados en las redes sociales que en la cancha? Hasta intenté analizar los enfrentamientos clásicos, esos derbis entre universidades que siempre traen fuego, pero ni ahí veo consistencia. Uno pensaría que la rivalidad saca lo mejor, pero ayer vi un juego donde el equipo local, con todo el público a favor, dejó que le remontaran 15 puntos en el último cuarto. Inexplicable.
Si alguien tiene una pista de qué está pasando, que me ilumine, porque estoy perdido. ¿Es cosa de scouting malo? ¿Las stats mienten este año? ¿O simplemente estoy apostando con el pie izquierdo? Necesito algo para enderezar el rumbo antes de que mi bankroll se vaya al carajo.
Luego está el tema de las apuestas. Yo suelo ir por los márgenes bajos en estos juegos, porque los jóvenes son impredecibles, pero este mes ni eso funciona. Las líneas están raras, como si las casas supieran algo que nosotros no. Pensé en mirar más allá de los números: ¿será la presión de los torneos de marzo? ¿O es que los chavales están más enfocados en las redes sociales que en la cancha? Hasta intenté analizar los enfrentamientos clásicos, esos derbis entre universidades que siempre traen fuego, pero ni ahí veo consistencia. Uno pensaría que la rivalidad saca lo mejor, pero ayer vi un juego donde el equipo local, con todo el público a favor, dejó que le remontaran 15 puntos en el último cuarto. Inexplicable.
Si alguien tiene una pista de qué está pasando, que me ilumine, porque estoy perdido. ¿Es cosa de scouting malo? ¿Las stats mienten este año? ¿O simplemente estoy apostando con el pie izquierdo? Necesito algo para enderezar el rumbo antes de que mi bankroll se vaya al carajo.