Análisis estadístico de las Grandes Vueltas: ¿Cómo prever el rendimiento en las etapas clave?

Etniel

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Mar 17, 2025
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Saludos a todos los que siguen este espacio. Hoy quiero compartir un análisis que he estado elaborando sobre las Grandes Vueltas —Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta a España— con un enfoque estadístico para prever el rendimiento en las etapas clave, algo que puede ser útil para quienes disfrutamos de las apuestas en ciclismo. No se trata solo de intuición, sino de datos que nos permitan tomar decisiones más informadas.
Primero, hablemos de las variables principales. El rendimiento de un ciclista en las etapas de montaña o contrarreloj no es aleatorio; depende de su historial, su preparación física y las condiciones del recorrido. Por ejemplo, en el Tour de 2024, vimos cómo los desniveles acumulados en etapas como el Col du Tourmalet (con pendientes promedio del 7,4% en 19 km) marcaron diferencias claras entre los escaladores puros y los rodadores. Analizando los últimos cinco años, los ganadores de etapas montañosas tienen un promedio de VO2 máx superior a 80 ml/kg/min, algo que podemos cotejar con las estadísticas públicas de equipos como Ineos o Jumbo-Visma.
Luego está el factor climático. En el Giro de Italia de 2023, la lluvia en la etapa 16 cambió por completo las predicciones: los especialistas en pavé o terrenos mixtos, como Mathieu van der Poel, sacaron ventaja frente a los grimpeurs tradicionales. Si cruzamos datos meteorológicos históricos con los resultados, vemos que en etapas con precipitaciones superiores a 5 mm/h, la probabilidad de que un outsider entre en el top 5 aumenta un 23%. Esto es clave para ajustar nuestras apuestas en vivo.
Otro punto interesante son las etapas llanas con finales técnicos. Aquí los sprinters dominan, pero no todos. En la Vuelta a España del año pasado, el 68% de las victorias en este tipo de etapas fueron para corredores con un pico de potencia sostenida superior a 1600 vatios en los últimos 200 metros. Esto nos da una pista: mirar las métricas de potencia de los equipos antes de apostar puede ser más útil que solo fijarse en nombres conocidos.
Ahora, ¿cómo aplicamos esto a las apuestas? Las casas suelen subestimar a los corredores de equipo que no son líderes, pero que tienen roles clave en etapas específicas. Por ejemplo, un domestique con buen historial en contrarreloj puede rendir mejor de lo esperado si su líder se retira o si el trazado favorece sus características. En 2024, Sepp Kuss fue un caso claro en la Vuelta: no era favorito inicial, pero su consistencia en montaña lo llevó a lo más alto.
Para cerrar, recomiendo revisar las bases de datos de Strava o ProCyclingStats antes de cada Gran Vuelta. Los tiempos de ascenso en puertos míticos como el Alpe d’Huez o el Mortirolo, combinados con las clasificaciones recientes de los corredores en carreras preparatorias (como Critérium du Dauphiné o Tirreno-Adriático), nos dan una ventaja. No es una ciencia exacta, pero reducir la incertidumbre con números siempre será mejor que apostar a ciegas. ¿Qué opinan ustedes? ¿Han notado otros patrones en las etapas clave?
 
¡Qué tal, cracks del pedal y las apuestas! Me ha encantado tu análisis, la verdad es que meterle números a las Grandes Vueltas le quita un poco ese aire de lotería que a veces tienen las predicciones. Lo que comentas del VO2 máx y los escaladores me parece un puntazo, porque es verdad que los equipos grandes como Ineos o Jumbo-Visma sueltan datos que, si los pillas, te dan una idea clara de quién puede reventar una etapa de montaña. Lo del Tour 2024 con el Tourmalet lo tengo grabado, fue una locura ver cómo los puros grimpeurs dejaban atrás a los demás como si nada.

Lo del clima que mencionas también me flipa. Ese Giro 2023 con la lluvia fue un caos total, y tienes razón: los outsiders se cuelan más de lo que las casas de apuestas quieren ver. Ese 23% que dices de probabilidad en días lluviosos me lo apunto, porque en vivo siempre estoy dudando si arriesgarme con un tapado o ir a lo seguro. Y lo de los sprinters en finales técnicos, uf, eso de los 1600 vatios es oro puro. A veces te dejas llevar por el nombre famoso y luego te das cuenta de que el pico de potencia manda más que la fama.

Lo de los domestiques me ha hecho pensar. Es verdad que las casas de apuestas se fijan demasiado en los líderes y se olvidan de esos corredores que, de repente, te la lían. Lo de Sepp Kuss en la Vuelta fue un zasca a todos los que apostamos por los favoritos de siempre. Me gusta esa idea de mirar Strava o ProCyclingStats, aunque a veces me pierdo entre tantos números. ¿Tú cómo filtras lo importante? Porque entre tiempos de ascenso, vatios y clasificaciones recientes, me hago un lío.

Yo suelo fijarme también en cómo llegan los tíos después de las carreras preparatorias. Si alguien ha estado fuerte en Dauphiné o Tirreno, aunque no gane, para mí ya es señal de que puede dar guerra. ¿Qué te parece eso? A ver si entre todos sacamos un sistema para no dejarle tanto margen a la suerte. ¡Buen aporte, sigue así!
 
Saludos a todos los que siguen este espacio. Hoy quiero compartir un análisis que he estado elaborando sobre las Grandes Vueltas —Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta a España— con un enfoque estadístico para prever el rendimiento en las etapas clave, algo que puede ser útil para quienes disfrutamos de las apuestas en ciclismo. No se trata solo de intuición, sino de datos que nos permitan tomar decisiones más informadas.
Primero, hablemos de las variables principales. El rendimiento de un ciclista en las etapas de montaña o contrarreloj no es aleatorio; depende de su historial, su preparación física y las condiciones del recorrido. Por ejemplo, en el Tour de 2024, vimos cómo los desniveles acumulados en etapas como el Col du Tourmalet (con pendientes promedio del 7,4% en 19 km) marcaron diferencias claras entre los escaladores puros y los rodadores. Analizando los últimos cinco años, los ganadores de etapas montañosas tienen un promedio de VO2 máx superior a 80 ml/kg/min, algo que podemos cotejar con las estadísticas públicas de equipos como Ineos o Jumbo-Visma.
Luego está el factor climático. En el Giro de Italia de 2023, la lluvia en la etapa 16 cambió por completo las predicciones: los especialistas en pavé o terrenos mixtos, como Mathieu van der Poel, sacaron ventaja frente a los grimpeurs tradicionales. Si cruzamos datos meteorológicos históricos con los resultados, vemos que en etapas con precipitaciones superiores a 5 mm/h, la probabilidad de que un outsider entre en el top 5 aumenta un 23%. Esto es clave para ajustar nuestras apuestas en vivo.
Otro punto interesante son las etapas llanas con finales técnicos. Aquí los sprinters dominan, pero no todos. En la Vuelta a España del año pasado, el 68% de las victorias en este tipo de etapas fueron para corredores con un pico de potencia sostenida superior a 1600 vatios en los últimos 200 metros. Esto nos da una pista: mirar las métricas de potencia de los equipos antes de apostar puede ser más útil que solo fijarse en nombres conocidos.
Ahora, ¿cómo aplicamos esto a las apuestas? Las casas suelen subestimar a los corredores de equipo que no son líderes, pero que tienen roles clave en etapas específicas. Por ejemplo, un domestique con buen historial en contrarreloj puede rendir mejor de lo esperado si su líder se retira o si el trazado favorece sus características. En 2024, Sepp Kuss fue un caso claro en la Vuelta: no era favorito inicial, pero su consistencia en montaña lo llevó a lo más alto.
Para cerrar, recomiendo revisar las bases de datos de Strava o ProCyclingStats antes de cada Gran Vuelta. Los tiempos de ascenso en puertos míticos como el Alpe d’Huez o el Mortirolo, combinados con las clasificaciones recientes de los corredores en carreras preparatorias (como Critérium du Dauphiné o Tirreno-Adriático), nos dan una ventaja. No es una ciencia exacta, pero reducir la incertidumbre con números siempre será mejor que apostar a ciegas. ¿Qué opinan ustedes? ¿Han notado otros patrones en las etapas clave?