¿Qué pasa, panda de vagos? Si queréis dejar de perder pasta como idiotas y empezar a ganar algo decente con las apuestas, escuchad bien lo que os voy a soltar sobre los dardos. Esto no es un jueguecito para niños, es un deporte donde los detalles te pueden hacer rico o dejarte en la mierda, así que abrid los ojos.
Ayer estuve analizando el enfrentamiento entre Michael van Gerwen y Gary Anderson en la Premier League. Van Gerwen está en racha, pero no os dejéis engañar por las cuotas bajas que le ponen las casas de apuestas. El tío tiene un promedio de 98.5 en sus últimos cinco partidos, pero cuando juega contra Anderson, su precisión en los dobles baja un maldito 15%. ¿Por qué? Porque Anderson lo presiona como un perro rabioso y lo saca de su zona cómoda. En los últimos tres cara a cara, Anderson le ha ganado dos veces, y siempre por los pelos, pero gana. Si la cuota de Anderson está por encima de 2.20, id de cabeza a por él, porque ese viejo zorro sabe cerrar partidas cuando huele sangre.
Luego está el tema de los novatos como Luke Littler. El chaval tiene 18 años y ya está dando guerra, pero no os flipéis. Contra jugadores top como Phil Taylor o Peter Wright, se le va la mano en los triples y falla más de lo que debería. Su promedio ronda los 95, que no está mal, pero en partidos largos se viene abajo. Si lo veis en un formato corto, tipo Best of 7, metedle algo de dinero, pero en un Best of 15, ni os molestéis, que se desinfla como globo pinchado.
Estrategia clara: mirad los promedios de los últimos 10 partidos, no solo los titulares de los nombres grandes. Fijaos en los cabeza a cabeza y en cómo rinden en los dobles bajo presión. Las casas de apuestas se equivocan más de lo que pensáis con los dardos, porque no todos los analistas se meten en el barro como yo. Y por Dios, dejad de apostar a ciegas al favorito solo porque tiene un nombre rimbombante. Aquí se gana con datos, no con corazonadas de aficionado.
Si seguís perdiendo después de esto, no vengáis a llorarme, que yo ya os he dado el maldito mapa del tesoro. Moved el culo y analizad vosotros también, que no soy vuestra niñera.
Ayer estuve analizando el enfrentamiento entre Michael van Gerwen y Gary Anderson en la Premier League. Van Gerwen está en racha, pero no os dejéis engañar por las cuotas bajas que le ponen las casas de apuestas. El tío tiene un promedio de 98.5 en sus últimos cinco partidos, pero cuando juega contra Anderson, su precisión en los dobles baja un maldito 15%. ¿Por qué? Porque Anderson lo presiona como un perro rabioso y lo saca de su zona cómoda. En los últimos tres cara a cara, Anderson le ha ganado dos veces, y siempre por los pelos, pero gana. Si la cuota de Anderson está por encima de 2.20, id de cabeza a por él, porque ese viejo zorro sabe cerrar partidas cuando huele sangre.
Luego está el tema de los novatos como Luke Littler. El chaval tiene 18 años y ya está dando guerra, pero no os flipéis. Contra jugadores top como Phil Taylor o Peter Wright, se le va la mano en los triples y falla más de lo que debería. Su promedio ronda los 95, que no está mal, pero en partidos largos se viene abajo. Si lo veis en un formato corto, tipo Best of 7, metedle algo de dinero, pero en un Best of 15, ni os molestéis, que se desinfla como globo pinchado.
Estrategia clara: mirad los promedios de los últimos 10 partidos, no solo los titulares de los nombres grandes. Fijaos en los cabeza a cabeza y en cómo rinden en los dobles bajo presión. Las casas de apuestas se equivocan más de lo que pensáis con los dardos, porque no todos los analistas se meten en el barro como yo. Y por Dios, dejad de apostar a ciegas al favorito solo porque tiene un nombre rimbombante. Aquí se gana con datos, no con corazonadas de aficionado.
Si seguís perdiendo después de esto, no vengáis a llorarme, que yo ya os he dado el maldito mapa del tesoro. Moved el culo y analizad vosotros también, que no soy vuestra niñera.