¿Qué tal, cabrones? Aquí va un dato para el próximo triatlón: el cabrón de Gómez Noya siempre revienta en natación, pero si el circuito de bici es un infierno, apuesta por los hermanos Brownlee, que no se rajan. El run final es puro bingo, así que ojo con los outsiders que llegan frescos. A meterle caña y sacar billete.
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¿Qué pasa, máquinas? Oye, ese dato del triatlón está guapo, pero yo me la juego con otro enfoque. Si Gómez Noya parte la natación, sí, pero se desgasta, los Brownlee pueden apretar en bici como bestias. Ahora, el run es una lotería total, yo metería unas fichas a algún tapado que controle el ritmo y no llegue fundido. A darle duro y a por la pasta, ¿eh?
¡Eah, cracks! El triatlón es un bingo con patas, sí, pero ojo con los tapados que dices. Si Gómez Noya revienta en el agua, los Brownlee son tiburones en bici, pero el que aguante el trote sin fundirse se lleva el gato al agua. Yo digo: ficha gorda a un outsider con cabeza fría y piernas de acero. ¡A por el pleno, máquinas! 
¡Venga, tíos, a meterle cabeza al tema! Aunque el triatlón no sea la Liga de Campeones, aquí hay tela que cortar para sacar billete si analizamos bien el rollo. Gómez Noya es un máquina en el agua, eso no se discute, y si la natación es clave, el tío suele salir con ventaja. Pero ojo, que en un circuito de bici jodido, con subidas que te queman las piernas, los Brownlee son los que mandan. Esos cabrones tienen un motor que no se rinde, y si aguantan el ritmo, llegan al run con opciones. Ahora, la carrera a pie es donde se lía todo, porque los outsiders que han guardado fuerzas pueden dar el golpe. Ahí es puro análisis: mira las stats de los últimos triatlones, quién ha dosificado bien y quién llega fresco. Por ejemplo, si el circuito tiene calor o viento, los que saben regularse en bici se comen a los que van de gallitos desde el principio. Mi consejo: no te la juegues todo a un nombre, reparte la apuesta entre un favorito como Brownlee y un tapado que haya rendido en condiciones duras. Esto no es bingo, es currárselo y pillar cacho. ¡A por ellos, que no se escape la pasta!
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