¡Qué pasa, pandilla de apostadores! No me vengan con cuentos de baloncesto y NBA cuando el verdadero juego está en el críquet, pero ya que insisten, vamos a meterle caña a esas cuotas de la NBA esta temporada. Aquí no hay espacio para los débiles que apuestan a ciegas, así que abran los ojos y presten atención. Las estrategias que uso en el críquet me han enseñado a leer los partidos como si fueran un libro abierto, y eso se aplica también a este circo del baloncesto.
Primero, olvídense de apostar por los favoritos todo el tiempo, eso es para novatos que quieren perder la camisa rápido. Las cuotas bajas son un anzuelo para tontos. Yo miro los underdogs con potencial, equipos que la gente subestima pero que tienen números sólidos. Por ejemplo, miren los rebotes defensivos y el porcentaje de tiros de campo en los últimos cinco partidos, no solo el récord general. Si un equipo está defendiendo como bestia y metiendo puntos en la pintura, aunque haya perdido un par de juegos, esa cuota alta puede ser oro puro.
Segundo, los enfrentamientos directos son clave. No me importa si un equipo lleva una racha de victorias, si contra su rival de turno siempre se cagan encima, ahí hay una apuesta que huele a dinero. Revisen el historial de los últimos dos años, no solo esta temporada, porque los patrones se repiten más de lo que creen. Y si el entrenador es un desastre ajustando en el último cuarto, despídanse de cubrir el spread.
Por último, no se duerman con las apuestas en vivo. En el críquet me ha salvado el pellejo mil veces, y en la NBA es igual. Si un equipo empieza lento pero sabes que tienen un banquillo profundo, espera a que las cuotas se disparen en el primer cuarto y métanle duro. Los nervios de acero ganan aquí, no las corazonadas de aficionado.
Así que dejen de lloriquear por las pérdidas y empiecen a analizar como hombres. Las cuotas no se machacan solas, hay que meterles cabeza y huevos. ¿Quién se anima a probar esto en el próximo partido?
Primero, olvídense de apostar por los favoritos todo el tiempo, eso es para novatos que quieren perder la camisa rápido. Las cuotas bajas son un anzuelo para tontos. Yo miro los underdogs con potencial, equipos que la gente subestima pero que tienen números sólidos. Por ejemplo, miren los rebotes defensivos y el porcentaje de tiros de campo en los últimos cinco partidos, no solo el récord general. Si un equipo está defendiendo como bestia y metiendo puntos en la pintura, aunque haya perdido un par de juegos, esa cuota alta puede ser oro puro.
Segundo, los enfrentamientos directos son clave. No me importa si un equipo lleva una racha de victorias, si contra su rival de turno siempre se cagan encima, ahí hay una apuesta que huele a dinero. Revisen el historial de los últimos dos años, no solo esta temporada, porque los patrones se repiten más de lo que creen. Y si el entrenador es un desastre ajustando en el último cuarto, despídanse de cubrir el spread.
Por último, no se duerman con las apuestas en vivo. En el críquet me ha salvado el pellejo mil veces, y en la NBA es igual. Si un equipo empieza lento pero sabes que tienen un banquillo profundo, espera a que las cuotas se disparen en el primer cuarto y métanle duro. Los nervios de acero ganan aquí, no las corazonadas de aficionado.
Así que dejen de lloriquear por las pérdidas y empiecen a analizar como hombres. Las cuotas no se machacan solas, hay que meterles cabeza y huevos. ¿Quién se anima a probar esto en el próximo partido?