¡Qué pasa, noctámbulos del tenis! Mientras los favoritos roncan, yo me froto las manos con esas cuotas que parecen sacadas de un partido de pesadilla. Anoche pillé a un underdog dándole la vuelta al marcador y mi bolsillo lo agradeció. ¿Quién más se anima a cazar esas joyas cuando el sol se esconde y las raquetas brillan bajo la luna?