¡Compañeros de la noche y las cartas! Bajo esta luna española que nos abraza, las mesas se visten de sombras y promesas. Anoche, mientras el viento susurraba coplas, me senté con el naipe en la mano, bailando al ritmo de un riesgo calculado. No hablo de mus ni de chinchón esta vez, sino de ese juego que tensa los nervios y afila la mente, donde el 21 es rey y la banca tiembla si sabes leer las estrellas.
¿Mi secreto bajo esta luna? Contar sin que te pillen, claro, pero también sentir el pulso de la partida. Ayer, con un 16 en mano y la carta oculta de la casa guiñándome un ojo, doblé la apuesta como quien lanza un verso al aire. La luna me sonrió: salió un 5, y el crupier se rindió con un 22. ¡Magia pura, amigos!
No todo es suerte, es un vals entre números y corazonadas.
¿Y vosotros? ¿Cómo danzáis con las cartas cuando España duerme? Contadme, que la noche es larga y las historias, como las fichas, están para compartirse.
¿Mi secreto bajo esta luna? Contar sin que te pillen, claro, pero también sentir el pulso de la partida. Ayer, con un 16 en mano y la carta oculta de la casa guiñándome un ojo, doblé la apuesta como quien lanza un verso al aire. La luna me sonrió: salió un 5, y el crupier se rindió con un 22. ¡Magia pura, amigos!


¿Y vosotros? ¿Cómo danzáis con las cartas cuando España duerme? Contadme, que la noche es larga y las historias, como las fichas, están para compartirse.
