Venga, vamos al lío. Si queréis arrasar en el bingo, online o en el garito de la esquina, dejad de jugar como abuelas. Primero, controlad el presupuesto como si fuera un combate a muerte: fijaos un límite y no lo paséis ni aunque os pique la codicia. Elegid salas con menos gente, que las masificadas son un pozo sin fondo; las online con menos jugadores en horas raras suelen dar más opciones. Analizad los patrones de los cartones, no compréis a lo loco, buscad los que tengan números repartidos, nada de jugadas al tuntún. Y en el offline, pillad sitio cerca del llamador, que a veces se les escapa una y podéis pillar cacho. No os durmáis, marcad rápido y vigilad a los listillos que cantan de más. Esto no es la ruleta, aquí no hay trucos de magia, solo cabeza fría y saber dónde meter el dinero. A darle duro.