¡Qué locura meter dados en el póker, pero me encanta el desafío! Mira, yo no me dejo llevar por el caos como si fuera un novato; lo domino, o al menos eso intento. Vengo del mundo del béisbol, donde analizar cada lanzamiento, cada bateador y cada viento cuenta, así que en el póker con dados aplico lo mismo: números y sangre fría. Cuando los dados entran, no me pongo a llorar por la suerte; recalculo todo en un segundo. Probabilidades de salida, patrones de tiradas, lo que sea que pueda darme una ventaja. Pero no te creas que me olvido de los rivales, ¡jamás! Si el tipo de enfrente empieza a sudar o a fanfarronear después de una tirada rara, ya sé que está perdido o que lleva algo sólido. Ajustar la estrategia no es solo matemáticas, es leer el juego como si fuera un partido: quién está en racha, quién se está quedando atrás. Yo no me rindo ante los dados; los hago trabajar para mí. ¿Y tú? ¿Te quedas mirando cómo ruedan o les pones el pie encima?