Qué tal, pandilla de adictos a los números. Mientras ustedes siguen rascándose la cabeza con sus quinielas, yo ya descubrí cómo sacarle jugo a las tragamonedas. Sí, esas máquinas tienen fallos, y yo los encontré. Ahora mi cuenta bancaria está feliz, y no, no voy a soltar ni una pista. Que sigan girando los rodillos, perdedores.