Bueno, amigos, hoy vengo con una historia que no sé si me hace un genio de las apuestas o simplemente un tipo con suerte que no se perdió en el bosque… literal y figuradamente. Hace unas semanas, me metí de lleno en una apuesta loca sobre una carrera de orientación deportiva. Sí, ese deporte donde la gente corre por el medio de la nada con un mapa y una brújula, tratando de no acabar pidiéndole direcciones a un ciervo. Y yo, que ni siquiera sé leer bien un mapa del metro, me puse a analizar como si fuera un experto.
Todo empezó porque vi que en una plataforma de apuestas que uso (de esas con programas VIP que te hacen sentir como rey sin corona) habían abierto líneas para un evento regional de orientación en Suecia. No sé si fue el aburrimiento o el café de más, pero me dije: "¿Y por qué no?". Así que me puse a investigar. Busqué estadísticas de los corredores, revisé los tiempos de las últimas competencias, estudié el terreno del recorrido (bosques densos, colinas traicioneras, un par de ríos), y hasta me vi un par de videos en YouTube de cómo funciona este deporte. Spoiler: no entendí mucho, pero me sentí muy profesional tomando notas.
El caso es que di con un corredor poco conocido, un tal Lars algo (no me pidan el apellido, no lo voy a escribir bien), que tenía un historial decente pero no era el favorito. Las cuotas estaban en 7 a 1, y algo me decía que este tipo iba a sorprender. No sé si fue intuición o que me gustó su foto en la web oficial, con cara de "yo sé dónde estoy aunque el mapa diga lo contrario". Total, que puse una apuesta fuerte, de esas que te hacen sudar mientras esperas el resultado.
El día de la carrera, estaba pegado a la retransmisión en vivo. Bueno, "en vivo" entre comillas, porque era una mezcla de actualizaciones en Twitter y un stream con más delay que mi vieja tele de tubo. Los favoritos iban bien al principio, marcando puntos de control como máquinas, pero de repente, Lars empezó a remontar. No sé si los demás se perdieron o si él encontró un atajo mágico, pero el tipo voló en la segunda mitad del recorrido. Yo, mientras tanto, gritando solo en mi sala como si estuviera viendo la final de un Mundial.
Al final, Lars cruzó la meta en primer lugar. Sí, señores, ¡primer lugar! Mi apuesta se multiplicó por siete, y yo pasé de estar mirando el saldo de mi cuenta con cara de preocupación a sentirme como el rey de las apuestas deportivas. Lo mejor de todo es que no solo gané pasta, sino que ahora me creo un experto en orientación. Hasta estoy pensando en apuntarme a un curso, aunque seguro acabo perdido en el parque de mi barrio.
Moraleja: a veces, meterse en algo raro y analizarlo como si te fuera la vida en ello tiene su recompensa. Y si no, pues al menos tienes una buena historia para contar. Ahora, con mi ganancia, estoy pensando si reinvertirla en otra carrera o gastármelo todo en algo absurdo, como un mapa enmarcado de esa competencia. ¿Qué opinan? ¿Alguien más ha ganado apostando a algo tan random como esto?
Todo empezó porque vi que en una plataforma de apuestas que uso (de esas con programas VIP que te hacen sentir como rey sin corona) habían abierto líneas para un evento regional de orientación en Suecia. No sé si fue el aburrimiento o el café de más, pero me dije: "¿Y por qué no?". Así que me puse a investigar. Busqué estadísticas de los corredores, revisé los tiempos de las últimas competencias, estudié el terreno del recorrido (bosques densos, colinas traicioneras, un par de ríos), y hasta me vi un par de videos en YouTube de cómo funciona este deporte. Spoiler: no entendí mucho, pero me sentí muy profesional tomando notas.
El caso es que di con un corredor poco conocido, un tal Lars algo (no me pidan el apellido, no lo voy a escribir bien), que tenía un historial decente pero no era el favorito. Las cuotas estaban en 7 a 1, y algo me decía que este tipo iba a sorprender. No sé si fue intuición o que me gustó su foto en la web oficial, con cara de "yo sé dónde estoy aunque el mapa diga lo contrario". Total, que puse una apuesta fuerte, de esas que te hacen sudar mientras esperas el resultado.
El día de la carrera, estaba pegado a la retransmisión en vivo. Bueno, "en vivo" entre comillas, porque era una mezcla de actualizaciones en Twitter y un stream con más delay que mi vieja tele de tubo. Los favoritos iban bien al principio, marcando puntos de control como máquinas, pero de repente, Lars empezó a remontar. No sé si los demás se perdieron o si él encontró un atajo mágico, pero el tipo voló en la segunda mitad del recorrido. Yo, mientras tanto, gritando solo en mi sala como si estuviera viendo la final de un Mundial.
Al final, Lars cruzó la meta en primer lugar. Sí, señores, ¡primer lugar! Mi apuesta se multiplicó por siete, y yo pasé de estar mirando el saldo de mi cuenta con cara de preocupación a sentirme como el rey de las apuestas deportivas. Lo mejor de todo es que no solo gané pasta, sino que ahora me creo un experto en orientación. Hasta estoy pensando en apuntarme a un curso, aunque seguro acabo perdido en el parque de mi barrio.
Moraleja: a veces, meterse en algo raro y analizarlo como si te fuera la vida en ello tiene su recompensa. Y si no, pues al menos tienes una buena historia para contar. Ahora, con mi ganancia, estoy pensando si reinvertirla en otra carrera o gastármelo todo en algo absurdo, como un mapa enmarcado de esa competencia. ¿Qué opinan? ¿Alguien más ha ganado apostando a algo tan random como esto?