A veces, jugando al mus o al chinchón, uno se da cuenta de que no todo es cuestión de suerte. Con las apuestas pasa algo parecido. Si controlas bien el dinero, puedes estirarlo más de lo que crees. Por ejemplo, yo suelo separar el bankroll en partes pequeñas, como si fueran rondas de un juego tradicional, y no me paso de un 5% por apuesta. Así, aunque venga una mala racha, como cuando te toca una mano floja, no te quedas fuera de la partida. También miro mucho las cuotas, no solo por ganar, sino por ver dónde hay valor, como quien calcula si arriesgarse con un órdago. Si lo piensas, es más un tema de cabeza que de impulsos. ¿Alguien más tiene algún truco para no perder la calma cuando las cosas se tuercen?