La ruleta gira, y con cada vuelta se lleva un pedazo de esperanza. Anoche, en el casino, vi cómo los números bailaban sin piedad. Aposté al rojo, convencido de que esta vez sería diferente, pero el negro se burló de mí otra vez. No es solo dinero lo que se pierde; son los sueños que se desvanecen en un instante. Alguien más ha sentido ese vacío cuando la bola cae en el lugar equivocado?