A veces, apostar en carreras extremas es como acelerar a fondo en una curva sin saber si el coche aguantará. Todo empieza con esa chispa: ves un par de adelantamientos arriesgados, un piloto que promete más de lo que las cuotas dicen, y ya estás imaginando el boleto ganador. Pero luego llega el momento en que te das cuenta de que el sistema no siempre juega a tu favor. Subes tus documentos, esperas que la verificación sea rápida, y mientras tanto, la carrera ya está en marcha. La adrenalina se mezcla con la frustración, porque sabes que un retraso puede costarte caro. He probado mil estrategias: estudiar el historial de los pilotos, analizar las condiciones de la pista, incluso confiar en corazonadas cuando la lógica falla. Pero hay días en que siento que estoy persiguiendo un espejismo en el desierto. ¿Alguien más siente que el camino se complica justo cuando crees que vas a dar con la clave?