A veces, te sientas frente a la pantalla, con las estadísticas parpadeando como si fueran luces de neón, y piensas que lo tienes todo bajo control. Los números, las probabilidades, las tácticas que has pulido durante noches interminables. Pero luego, en un instante, la ruleta gira en contra, la apuesta se desploma y no hay estrategia que valga. No es solo el dinero lo que se pierde, es algo más pesado, algo que se queda contigo como un eco. ¿Cuántas veces hemos creído que dominamos el juego, solo para darnos cuenta de que el juego nos domina a nosotros? Hay días en los que miro las tablas de análisis, los patrones, y me pregunto si alguna vez hubo una victoria real o si solo fue un espejismo. El alma pesa más cuando las tácticas fallan, y no hay sitio web ni fórmula que te saque de ese silencio.