Bajo la luz plateada de la luna, los dados giran como pequeños discos de hielo, danzando en una pista invisible. Pero yo, amigos, no dejo mi destino al azar cuando se trata de mi pasión: el hockey sobre hielo. Anoche, mientras los dados rodaban, mi mente estaba en el próximo partido. Analicé cada pase, cada disparo, como si fueran tiradas en una mesa de juego. Mi apuesta va por los underdogs esta vez, esos equipos que patinan con el corazón en la mano. ¿Estrategia? Observar las líneas defensivas, apostar al under en goles si el portero brilla como estrella. La noche es larga, los dados cantan, pero el hielo me llama más fuerte. ¿Quién se anima a tirar conmigo bajo esta luna loca? 




