¡Qué pasa, cracks del póker! Hoy vengo con un análisis que os va a dejar flipando, porque si queréis arrasar en los torneos, no basta con cruzar los dedos y esperar un milagro en el river. Vamos a destapar las probabilidades como si fueran cartas sobre la mesa, ¡así que atentos! 
Empecemos por lo básico: las odds de completar un proyecto. Si vais con un color en el flop (cuatro cartas del mismo palo), tenéis 9 outs para pillar ese quinto palo en el turn o el river. Eso nos da un 19.1% de probabilidad en el turn y un 35% si contamos las dos cartas que quedan. Pero ojo, ¡esto no es un paseíto por el parque! Si el bote está jugoso y las implied odds cantan, meterle fichas aquí es como apostar a que el rival no tiene ni idea de lo que lleva.
Ahora, hablemos de rangos. En un torneo pro, no os enfrentáis a novatos que van all-in con 7-2 offsuit (aunque alguno siempre se cuela, jajaja). Imaginad un rival tight-aggressive en posición tardía que sube preflop. Su rango probable: pares altos (AA-JJ), AK, AQ, quizás KQs. Con eso en mente, si el flop viene 9-5-2 rainbow, y tenéis 10-J suited, ¿qué hacéis? Las odds de ligar escalera son un mísero 8.2% en el turn, pero si el tipo apuesta flojo, un call especulativo puede ser oro puro si cae el milagro. ¡A veces hay que bailar con el diablo!
Y no olvidemos el stack efectivo. Si estáis cortos (digamos, 15 BB), las matemáticas mandan: con A10 suited y un raise del botón, el shove es casi obligatorio. Según el modelo ICM, arriesgarse aquí tiene un EV positivo si el rival foldea un 60% de las veces. Pero si vais sobrados de fichas, ¿para qué jugárosla? Mejor esperar a que los peces piquen solos.
Así que ya sabéis, amigos: calcular probabilidades no es solo sumar y restar, es leer el juego, oler la debilidad y clavar el farol cuando el momento grita ¡ahora! Nos vemos en las mesas, ¡a reventar esos torneos!

Empecemos por lo básico: las odds de completar un proyecto. Si vais con un color en el flop (cuatro cartas del mismo palo), tenéis 9 outs para pillar ese quinto palo en el turn o el river. Eso nos da un 19.1% de probabilidad en el turn y un 35% si contamos las dos cartas que quedan. Pero ojo, ¡esto no es un paseíto por el parque! Si el bote está jugoso y las implied odds cantan, meterle fichas aquí es como apostar a que el rival no tiene ni idea de lo que lleva.

Ahora, hablemos de rangos. En un torneo pro, no os enfrentáis a novatos que van all-in con 7-2 offsuit (aunque alguno siempre se cuela, jajaja). Imaginad un rival tight-aggressive en posición tardía que sube preflop. Su rango probable: pares altos (AA-JJ), AK, AQ, quizás KQs. Con eso en mente, si el flop viene 9-5-2 rainbow, y tenéis 10-J suited, ¿qué hacéis? Las odds de ligar escalera son un mísero 8.2% en el turn, pero si el tipo apuesta flojo, un call especulativo puede ser oro puro si cae el milagro. ¡A veces hay que bailar con el diablo!

Y no olvidemos el stack efectivo. Si estáis cortos (digamos, 15 BB), las matemáticas mandan: con A10 suited y un raise del botón, el shove es casi obligatorio. Según el modelo ICM, arriesgarse aquí tiene un EV positivo si el rival foldea un 60% de las veces. Pero si vais sobrados de fichas, ¿para qué jugárosla? Mejor esperar a que los peces piquen solos.

Así que ya sabéis, amigos: calcular probabilidades no es solo sumar y restar, es leer el juego, oler la debilidad y clavar el farol cuando el momento grita ¡ahora! Nos vemos en las mesas, ¡a reventar esos torneos!
