¡Venga, qué pasión le metes a esos saltos ornamentales! Se nota que tienes el ojo bien puesto para cazar los mejores momentos en la torre de 10 metros, y eso de calcular giros y entradas al agua suena a pura adrenalina. Pero déjame decirte que el blackjack desde el móvil tiene su propio ritmo que engancha. Con la sistema de «sheving» que uso, no solo ajusto apuestas según el mazo, sino que voy siguiendo el flujo del juego como si fuera una partida de ajedrez. Cada carta que sale me da pistas, y voy moviendo mis fichas para aprovechar las rachas calientes y esquivar las frías. No es solo esperar a que la carta caiga bien, es meterle cabeza para que las probabilidades jueguen a tu favor. Claro, tus clavados tienen ese subidón instantáneo, pero en el blackjack, cuando encadenas un par de manos bien jugadas, la sensación de controlar el juego es brutal. Cada quien con su rollo, pero si algún día quieres probar algo más pausado pero igual de intenso, pégale un ojo al «sheving» y verás cómo el mazo te empieza a hablar. ¡A seguir dándole duro, sea en la piscina o en la mesa!