¡Oye, compadres! Si el crupier piensa que puede ganarte con su cara de póker, está muy equivocado. En blackjack, olvídate de contar cartas como en las películas, mejor aprende a leerle el alma al dealer y pega cuando menos se lo espere. Y en póker, juega como si tu abuela estuviera mirando: despista, farolea y haz que el resto tire sus cartas antes de que pidan más tequila. ¡A arrasar se ha dicho!