¡Compañeros de la emoción, esto merece ser contado con tambores y trompetas! Anoche fue mi momento, mi noche de gloria en el torneo de ruleta del casino. Entré con el corazón latiendo a mil, como si estuviera en una final deportiva, y salí con los bolsillos llenos y el ego por las nubes. Empecé tranquilo, analizando cada giro, cada número que salía, como si fuera un detective buscando pistas. ¡Y entonces llegó la racha! Tres apuestas seguidas, rojo, negro, rojo, y el croupier no podía creerlo. La gente alrededor empezó a mirarme como si fuera un mago sacando conejos del sombrero. En la ronda final, con todo el sudor y la adrenalina, puse mis fichas en el 17 negro… ¡y BAM! El grito que pegué cuando salió casi rompe las lámparas del techo. Gané el primer lugar, un premio que todavía no me creo, y una historia que voy a contar hasta que me quede ronco. ¿Alguien más ha tenido una noche así en la ruleta? ¡Que hable ahora o calle para siempre!